El fútbol sudamericano volvió a quedar marcado por la violencia. El partido por Copa Sudamericana entre Independiente de Avellaneda y Universidad de Chile fue suspendido anoche tras una ola de incidentes en las tribunas que dejó al menos diez heridos y más de 90 detenidos, según confirmaron autoridades argentinas.

El encuentro, que se disputaba en el Estadio Libertadores de América, fue interrumpido a los 65 minutos cuando estallaron enfrentamientos entre hinchas y efectivos policiales. Las imágenes mostraron caos en las graderías, con avalanchas, destrozos y agresiones que obligaron a la intervención de las fuerzas de seguridad.

Desde la Conmebol lamentaron lo ocurrido y anunciaron la apertura de una investigación disciplinaria. En tanto, el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, calificó la situación como “inaceptable” y exigió medidas urgentes para garantizar la seguridad en los estadios del continente.

En Chile, la directiva de Universidad de Chile expresó su preocupación y solidaridad con los hinchas afectados. El presidente del club, Michael Clark, cuestionó duramente la falta de resguardo policial en Avellaneda: “Lo que pasó es inaceptable, la seguridad no estuvo a la altura de un torneo internacional”.

El caos en Argentina reabre el debate sobre la violencia en el fútbol sudamericano y el rol de las autoridades en prevenir tragedias. Mientras tanto, la Conmebol deberá decidir el futuro del partido y las posibles sanciones para los clubes involucrados.